sábado, 2 de noviembre de 2013

El closet es demasiado chico, no vivas en él

La verdad es que ahora, en este momento de mi vida, me cuesta entender cómo puede existir gente que diga preferir vivir ocultando sus emociones y peculiaridades eternamente. Intento ser tolerante y algo empático al respecto, ya que sé que cuando era un niño opinaba lo que hoy no comparto. Pero si vivir la vida sin ataduras resulta ser una liberación inimaginable, esas ataduras que sólo impone uno mismo, ya que tu entorno no importa al momento de decidir qué quieres hacer con tu vida.

Nuestra sociedad ha cambiado, acepta las diferencias, ya no vivimos en el siglo en que seríamos castigados por ser u opinar diferente. Esa labor dejémosla en manos de los nazi (los verdaderos nazi de mediados del 1900) o del Ku Klux Klán.

Todos soñamos con algo, el mío es que hoy nadie diga ser feliz viviendo encerrado, acorralado por sus miedos y la incertidumbre del "¿Qué pasará si...?". Lo digo porque quizás tengo la suerte de vivir rodeado de personas que valoran las diferencias, y por tal motivo puedo generalizar al decir que "nuestra sociedad ha cambiado", pero me siento más feliz al escuchar vivencias del pasado que se oponen a la mía y que denotan desesperanza. Aunque existan casos aislados y de público conocimiento, yo creo que estamos listos para vivir un cambio a nivel macro. Y cuando digo esto, me refiero a un cambio paulatino que ya hemos abordado. Go on, ya llegará la era en que todos seremos vistos como iguales a pesar de las notables diferencias, de edad, sexo, raza, condición, y en la que efectivamente se cumpla el "Toda persona nace libre e igual en dignidad y derechos".

Buen día.